Y
sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es,
a los que conforme a su propósito son llamados.(Romanos 8:28)
Dios nos puso en la escuela de la vida para que aprendamos a
amar y a confiar en El. No somos los únicos hijos de Dios en el universo. El
planeta Tierra es sólo un pequeño punto en el vasto cosmos creado por el Eterno.
Ante el trono de Dios miles y millones de ángeles se encuentran en la presencia
del Altísimo adorando constantemente su majestad. El universo tiene muchas
criaturas que no han probado el pecado.
Los seres humanos somos una raza especial de entre todas las
creadas por Dios, somos una especie que necesita probar la transgresión y
experimentar el pecado, para entender que la desobediencia a la ley de Dios es
destructiva. Es así que el Todopoderoso permitió que la muerte y el dolor se
desarrollaran en este lugar del universo llamado planeta Tierra. Dios podría
haber destruido la rebelión y el pecado inmediatamente como quien tira una
piedrita al agua. Sin embargo, no lo hizo ¿Por qué?
Dios quiere que el hombre comprenda que el pecado conduce a
la muerte. El desea que le brindemos obediencia voluntaria, no forzada. La
obediencia que Dios requiere es la misma que un padre demanda de sus hijos, una
obediencia que se funda en el amor. Todo hijo cumple con las órdenes de su
padre, en primer lugar porque su progenitor lo trajo al mundo y en segundo
lugar porque todo hijo, en la mayoría de los casos, recibió tiernos cuidados de
sus padres durante los primeros años de vida. Por ello los hijos deben respetar
a sus padres y mientras son menores deben obedecerles para su bien.
El Señor permite que nosotros andemos nuestras propias sendas
y que caminemos por donde nuestra voluntad nos conduzca. El permite esto, sin
embargo, quisiera que nosotros busquemos hacer su voluntad, porque nos ama y
conoce cuales son los mejores caminos para nuestras vidas.
Una vez que el hombre entiende que someterse a la voluntad de
Dios es lo mejor para su existencia y comienza a aceptarla y cumplirla,
entonces empieza una larga carrera llena de enseñanzas en las cuales el ser
humano va reformando su conducta para amoldar su personalidad a lo que Dios
espera de él. El arrepentimiento conlleva una reformación del carácter. El
hombre renuncia a sus propias sendas y forma de ver las cosas, entonces se
somete a Dios y acepta sus mandatos como buenos y necesarios para la vida.
Toda clínica de rehabilitación tiene un Director con sus
médicos ayudantes, enfermeros y demás personal. Dios quiere que nosotros nos
sometamos a él sabiendo que su intención es rehabilitar nuestras vidas y
caracteres, de tal forma que podamos habitar con lo ángeles del cielo junto con
todos los hijos de Dios que no han conocido la mancha de la transgresión. Debes
confiar en Dios, porque El quiere que seas prosperado. El pasaje de la carta de
Romanos dice que los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien. Si has
decidido rendir tu vida al Señor, no importa cuán oscuras sean las tinieblas en
tu camino, sólo debes tomarte de la mano de Aquel que puede calmar todas las
tormentas y que nunca perdió una batalla. Dios quiere que aprendas a confiar en
El, aún en medio de las dificultades más tremendas. Aunque pareciera que tu
problema no tiene solución, Jesús quiere que aprendas a tener fe y que sepas
que en algún momento, por más densa que sea la oscuridad, si amas a Dios, tarde
o temprano veras la luz. Entonces habrás salido del túnel fortalecido, más
humilde y agradecido, más lleno de amor.
Maximiliano Juarez
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