miércoles, 14 de agosto de 2013

Dios es amor

Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. (1 Juan 4:16)
Dios es amor, lo dice con cada amanecer, lo dice con el aire que respiras. El Señor hizo el universo para poder compartir la vida con todas sus criaturas. La ternura del Creador se ve reflejada en toda su creación. Los bebés cuando nacen reflejan la inocencia y pureza de la mano que los entretejió en el vientre de su madre. Los niños en sus tiernas palabras y juegos están más cerca de Dios que los adultos, el pecado no oscureció sus personalidades y reflejan más fielmente el rostro de Jesús.
Todo aquel que permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él. El amor abnegado es la esencia del Creador. En un ser humano el amor es una sentimiento y un principio, en cambio en Dios, el amor es tan abarcante y esencial que deja de ser una cualidad para convertirse en la sustancia misma de su carácter.
En toda la creación puede verse la firma de Jesús. Los animales, por sencillos que sean, cuidan con admirable dedicación a sus pequeñas crias, ningún pajarito del cielo deja desamparado a sus polluelos. Las hormigas por ejemplo, muestran una notable laboriosidad sin necesidad de tener capitán o señor, esta es una cualidad que proviene del siempre activo y maravilloso Carpintero Divino. Los ríos reciben sus aguas de las lluvias pero reciben para alimentar a los océanos, nada fuera del egoísta corazón humano existe para sí mismo.
Cualquier hombre que vive para servir y amar permanece en Dios y Dios en él. Quién sirve a los demás tiene a Jesucristo en su corazón, pero el servicio verdadero es aquél que no busca nada a cambio, el amor verdadero consiste en una entrega desinteresada que se realiza por un profundo deseo de beneficiar al otro. El amor es el sustento inagotable de la vida.
Cualquiera que actúa inspirado por el amor encontrará nuevas fuerzas y motivaciones que los impulsarán hacia adelante. Quien abreva de la Fuente Eterna del amor nunca se hallará desesperado, porque Dios le comunicará paz y esperanza que lo guiarán a través de todas las tribulaciones y penalidades de la vida.
Las espinas no pueden opacar las hermosas rosas; una nube de  lluvia no puede ocultar el sol para siempre, y la muerte no podrá detener para siempre a la vida que se abrirá paso a través de la resurrección de Jesucristo en el día que Dios dará la recompensa final a todos aquellos que hallan aprendido el verdadero sentido del amor.