lunes, 22 de octubre de 2012

LA FE


Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.(Hebreos 11:6)
El conocimiento científico ha hecho una explosión impresionante en los dos últimos siglos. Junto con el surgimiento del Estado moderno, se produjo el entronzamiento de la razón como medida de todas las cosas. El hombre de nuestros días pretende dar explicaciones racionales y científicas a todo el mundo que lo rodea. Pero aunque las ciencias se hayan desarrollado en formas asombrosas, aún quedan insondables caminos por recorrer, pareciera ser que nunca el hombre podrá develar todos los misterios del universo. Cada respuesta que la ciencia da, arroja diez nuevas preguntas.
Un ejemplo de la maravillosa e inescrutable creación de Dios es el cuerpo humano. Aunque la medicina a empezado a decodificar el genoma humano, siguen surgiendo preguntas y más preguntas que no tienen respuestas. El problema está en que toda la creación incluyendo al cuerpo humano, provienen de las manos de Aquel que habita en la eternidad cuya sabiduría es inigualable y la profundidad de su sapiencia imposible de alcanzar.
Ante la vastedad del conocimiento y la imposibilidad de abarcarlo y entenderlo todo, Dios nos pide que tengamos fe. Así como los niños se toman de la mano de su padre porque confían, aunque no conocen el camino, confían en su progenitores. Así es que, sólo el Eterno conoce todos los misterios de la ciencia y el conocimiento y sólo El tiene todas las respuestas. Para los seres humanos, siempre habrá cosas nuevas por conocer e investigar y nunca podrán soltar la mano de su Creador para avanzar en el camino de la vida.
Cualquier rama del conocimiento científico debe aferrarse a dogmas para poder avanzar en sus investigaciones. Un dogma es una presuposición no demostrable, es un juicio humano. Se tratan de presupuestos que no pueden conocerse por la observación. Muchos de los presupuestos de la ciencia tienen incluso un tinte casi religioso. El origen de la vida es un misterio, al cual los científicos para poder explicarlo, deben acudir a presuposiciones que más tienen que ver con la fe que con la ciencia. Decir por ejemplo, como pretenden los evolucionistas, que la vida se formó de la nada es una declaración de fe no científica, porque en el mundo de los fenómenos observables la vida jamás surge de la nada. Todos los seres vivos están compuestos de aminoácidos, estos nunca se forman de la nada. A su vez, los aminoácidos se encadenan para formar proteínas que tampoco se enlazan solas. Y por último, que debiéramos decir de la célula, la unidad de vida más pequeña ¿Alguien vio alguna vez una sola y diminuta célula surgir de la tierra, de la nada? No, nadie jamás vio una sola célula surgir de la nada. En conclusión, aún la ciencia debe aceptar presupuestos que no pueden ser observados y estudiados en el mundo de los fenómenos visibles.
Por todo lo antes dicho, creer en Dios y en las enseñanzas de su Palabra termina siendo una cuestión de elección y no una cuestión de conocimiento o de sabiduría. Es una elección que puede hacer el mas pobre e indocto de los hombres, como el más instruido  y encumbrado también. Grandes científicos a lo largo de la historia eligieron creer, Isaac Newton y Albert Einstein por sólo nombrar algunos. El conocimiento científico jamás ha sido un obstáculo para la fe. Al contrario, cuando el conocimiento científico está encauzado por la fe, termina por siendo más revelador que despojado de esta.
Antes de realizar un milagro o una sanación Jesús preguntaba "¿Crees?" No importaba que fuera rico o pobre, instruido o no, sólo tenía que creer, porque la fe constituye siempre una elección. Algunas personas pretenden dar respuestas científicas, y demostrables a los milagros de la Biblia. Algunos quieren explicar la apertura del Mar Rojo con un maremoto; otros quieren explicar la multiplicación de los panes y los peces con una mera redistribución del alimento. Pero es imposible tratar de dar explicaciones demostrables científicamente a cada uno de los milagros descriptos en la Biblia ¿Cómo explicar los leprosos sanados, o los ciegos que volvían a ver, o los mudos que volvían a hablar, los sordos que escuchaban de nuevo?¿Cómo explicar las resurrecciones de los muertos o la ascensión de Jesús al reino de los cielos?
En conclusión existen cosas que sólo pueden aceptarse por fe y cómo antes dije, la fe no tiene que ver con la necedad o la falta de conocimiento o instrucción, ya que muchas personas muy inteligentes e instruidas elijen cada día creer en Dios y en los milagros de la Biblia. Reconocidos universitarios y científicos en toda la redondez de la tierra eligen creer. Simplemente tienen fe.
Aquellos que alcancen la vida eterna podrán maravillarse por los siglos de los siglos, en toda arte y ciencia podrán indagar conociendo año tras año un poco más la asombrosa mente del Señor y toda la obra que salió de sus manos. Conoceremos y aprenderemos como niños directamente del Gran Arquitecto y Creador de todas las cosas.
Todo el que se acerca a Dios, debe hacerlo con la fe de los niños creyendo en su Palabra, por más que el mundo trate de demostrar lo contrario, sólo por medio de la fe se puede acceder a la verdadera sabiduría y las puertas del reino de los cielos quedan abiertas para entrar en la presencia del Gran Maestro. La fe es la llave que abre la puerta de los misterios del universo, sin ella es imposible agradar a Dios. Llegará el día en el cual Dios recompensará abundantemente a quienes hayan ejercido la fe de los niños y hayan esperado pacientemente sin vacilar el galardón prometido.



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